martes, 3 de marzo de 2015

La prediabetes


Nueve de cada diez personas en Estados Unidos padecen prediabetes y no lo saben. Algunos síntomas permiten darse cuenta para actuar rápidamente ajustando la dieta y el estilo de vida.

 La prediabetes no detectada puede ser el primer paso de algo más grave. La buena noticia es que puede controlarse. Hay que prestar atención a algunos síntomas que aislados no dicen nada, pero cuando se dan juntos pueden estar marcando que es necesario cambiar rápidamente de hábitos.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indican que la prediabetes se manifiesta cuando los niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal, pero no lo suficiente como para calificar como diabetes, según consigna la edición digital de Diario Correo de Perú.
Sin embargo, la mayoría no sabe que lo tiene y silenciosamente se encamina a una enfermedad crónica como la diabetes. Así lo afirma la endocrinóloga norteamericana Ashita Gupta, quien señala que hasta 9 de cada 10 enfermos no saben que sufren de prediabetes.
"Esto se debe a que es común que estas personas se sientan perfectamente normales y saludables, mientras la prediabetes está progresando", explica a la revista de salud y bienestar Shape.
Es importante saber que la prediabetes se puede tratar y revertir ajustando la dieta y el estilo de vida cuando se detecta tempranamente. Pero cuanto más tiempo pasa sin diagnosticar ni tratar, mayor es la probabilidad de que se convierta en diabetes, lo que hace la recuperación muchísimo más difícil.
En este contexto, Gupta señaló seis señales silenciosas que podrían ser indicio de prediabetes.
Visión borrosa. Gupta asegura que las alzas y caídas repentinas de los niveles de azúcar en la sangre —habituales en las personas con prediabetes— pueden dañar la habilidad del ojo para enfocar, lo que lleva a la visión borrosa. Este síntoma debería desaparecer una vez que se regulen los niveles de azúcar.
Sed excesiva. La sed excesiva es una de las señales más características de prediabetes y diabetes. Esto se produce en respuesta al excedente de azúcar en la sangre, ya que el cuerpo intenta eliminar este exceso a través de la orina, impulsando a ir al baño más de lo habitual. Esto, a su vez, puede causar deshidratación, lo que hace que sientas sed.
Heridas o infecciones que cuesta que sanen. Los niveles altos de azúcar en la sangre puede retrasar la circulación, por lo que la piel necesita más tiempo para repararse a sí misma. Gupta dice que, como consecuencia, los pequeños moretones y cortes podrían tardar más de lo habitual en sanar.
La prediabetes también puede promover el crecimiento de bacterias y hongos, que pueden conducir a infecciones recurrentes, especialmente de la piel, la vagina y el tracto urinario, afirma Gupta.
Fatiga extrema. Tu cuerpo utiliza el azúcar en la sangre como combustible, pero la prediabetes provoca resistencia a la insulina, lo que significa que tu cuerpo no es capaz de convertir de manera eficiente la glucosa en energía. Esto hace que sientas fatiga y cansancio excesivo, asegura la especialista.
Repentino e inexplicable aumento o pérdida de peso. Cuando tu cuerpo no es capaz de obtener la energía que necesita de la glucosa en la sangre, comienza a quemar otras cosas para obtener el combustible, lo que puede derivar en pérdida de peso, incluso si no haces dieta o ejercicio, afirma Gupta.
Por otro lado, la resistencia a la insulina puede hacer que sientas hambre y ganes peso en lugar de perder.
Áreas de tu piel que se han oscurecido. Los altos niveles de insulina pueden aceleran la velocidad de reproducción de las células de la piel, llevando a una condición llamada acantosis pigmentaria. Esto ocurre cuando la piel del cuello, debajo del brazo o en los pliegues de los codos comienza a oscurecerse y adoptar una sensación lisa o aterciopelada, indica Gupta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario