lunes, 20 de diciembre de 2010

Abel Inchuste: decisión de vida

Decisión de vida


Finaliza la década del 50 que comenzó con el "maracanazo". Salk y su equipo de investigadores médicos logran la vacuna antipoliomelítica´; cient'ificos y técnicos soviéticos colocan en órbita el primer satélite artificial; Fidel, el Che y sus guerrilleros derrotan al ejército de Batista y entran triunfantes en La Habana; en el Uruguay las movilizaciones estudiantiles consiguen que se apruebe en las cámaras la ley de autonomía universitaria. Transformaciones y conquistas trascendentes que estimulaban las inquietudes juveniles trasmitiendo un sentimiento generalizado de optimismo y confianza en el futuro.


En diciembre del 57, motivado por el entusiasmo de mis coterráneos: Juan Etcheverría y Adolfo Torres me acerco al antiguo Instituto de Educación Física (todavía con una sola planta) para retirar las bases de ingreso al ISEF. La imagen que evoca mi memoria es una luminosa mañana en el parque Batlle donde lucen su belleza algunas alumnas reunidas junto a la Pista de Atletismo: Sonia Decrecenzio, Laura Sanz y una deslumbrante Irene Agustiniak que me deja sin aliento.


Por la puerta abierta del gimnasio asisto sorprendido a lo que para mi era toda una exhibición de destreza, Joaquín Leite subido a las barras paralelas intenta con la ayuda de Raúl Agosto equilibrar un "paro de hombros".
Asesorados por un Naún Scheinfeld, todo un veterarno en las pruebas de admisión (lo había intentado el año anterior), Daniel Arbiza y yo decidimos iniciar sin tardanza nuestra preparación para el ingreso a aquella estimulante institución. Decisión  que marcó mi vida.





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