ENTRENAMIENTO DEPORTIVO V
FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO FÍSICO
Función Renal y Sistema Endócrino
Función renal
En las adaptaciones orgánicas necesarias para responder a
las exigencias del entrenamiento, la participación de la función renal cumple
un papel relevante.
La función del riñón que es importante en el mantenimiento
de la homeostasis corporal, durante el ejercicio está presente en la regulación
del volumen y composición de los líquidos, controlando la eliminación de los
electrolitos de deshecho a través de la orina, interviniendo además en la
regulación del equilibrio ácido-básico, conservando los valores del PH
sanguíneo.
El filtrado de la sangre que se realiza en el glomérulo
renal, permite la eliminación de aquellas sustancias que no son útiles al
organismo, algunos elementos ácidos, urea y demás productos deshechables.
La capacidad de reabsorción del riñón también es importante,
especialmente en la recuperación de agua, de la que se recupera más del 90% del
volumen total a lo largo del día.
Durante el ejercicio físico el riñón recibe un menor flujo
sanguíneo, lo que se puede apreciar en la mayor concentración de la orina. En
ejercicios de larga duración, sin embargo, al aumentar la permeabilidad de la
barrera de filtración, haciendo más fácil el proceso de eliminación a través de
la orina, se puede apreciar la aparición de elementos no habituales dando lugar
a las características proteinurias o hematurias postesfuerzo. La aparición de
hemoglobina o mioglobina en la orina, se presenta especialmente en la práctica
de deportes que requieren un esfuerzo prolongado, como las carreras de larga
distancia y también en los deportes de contacto. El sobreesfuerzo o la falta de
adaptación también pueden provocar microrotura de las fibras musculares que son
el origen de estas alteraciones. Estas sustancias en la orina suelen
desaparecer rápidamente y no se repiten en análisis después de un período de
reposo.
La realización de ejercicios de alta intensidad,
especialmente cuando se realizan en condiciones anaerobias, puede ocasionar la
aparición de acidosis metabólica que requiere la intervención activa del riñón
para restablecer el equilibrio acido-base. Además como la sudoración y la
evaporación en la respiración aumenta la pérdida de agua es importante mantener
una buena hidratación en este tipo de ejercicios.
Sistema endócrino
Formado por un número elevado de glándulas en órganos y
tejidos, el sistema endócrino es el responsable de liberar en la corriente
sanguínea los mensajes químicos que denominamos hormonas. Cada glándula tiene
una función especial y los mensajes que trasmiten sus hormonas sólo producen
alteraciones en aquellos órganos que disponen de los mecanismos receptores
adecuados. Los efectos provocados en estos órganos “diana” pueden ocurrir en
horas o minutos, produciendo alteraciones en los procesos celulares tales como:
activación de los sistemas enzimáticos, alteraciones de la permeabilidad de las
membranas celulares, contracción o relajación muscular, estimulación de la
síntesis proteica y otros.
Como las características de este trabajo limitan la
extensión y el desarrollo del tema, haremos una reseña esquemática del
comportamiento de las hormonas cuya función está más estrechamente vinculada
con la actividad física.
a.) La
hormona de crecimiento (GH) o somatotrófica (STH)
Esta hormona estimula el crecimiento de los tejidos del
organismo e induce la diferenciación específica de las células de crecimiento
óseo y muscular a través de acciones puramente metabólicas. En los huesos es
donde se observan sus efectos mayores produciendo un crecimiento en la longitud
de los mismos y también tiene un efecto importante sobre la osteoblastosis
estimulando la producción y multiplicación de osteoblastos, aumentando así el
tamaño de los huesos en su espesor, en sinergia con otras hormonas. También
aumenta la masa muscular para la cual necesita la presencia de otras hormonas
(insulina y hormonas sexuales).
Durante el ejercicio se aumenta la concentración de esta
hormona en función de la intensidad relativa del mismo. En ejercicios aeróbicos
aumenta entre un 145 y un 165% sobre el
valor basal. En ejercicios de fuerza entre un 70 y 85% .En ejercicios con poca
carga y muchas repeticiones no aparecen cambios pero si se realizan con máxima
carga, (potencia próxima o superior a la máxima) sí aumenta la GH. En general, en la fase de
recuperación la presencia plasmática de esta hormona disminuye regularmente
hasta llegar a su nivel basal después de una hora.
b.) Las
hormonas estiroideas (androgénicas)
La testosterona es el principal andrógeno natural. Su
síntesis se realiza a partir del colesterol en las células de los testículos y
en menor medida en el tejido ovárico, así como también en la corteza
suprarenal. Los niveles elevados de testosterona, además de estimular la
síntesis proteica, aumentan la síntesis de glucógeno muscular y los depósitos
de fosfocreatina, por lo que está también relacionada con la fatiga. Además
tiene una acción estimulante sobre la eritropoyesis. Psicológicamente se la
asocia con la motivación y la agresividad.
La concentración plasmática de la testosterona durante el
ejercicio depende de la potencia relativa del esfuerzo. Se manifiesta una mayor
concentración durante los ejercicios de máxima intensidad y existe una
correlación positiva entre la intensidad y el incremento de testosterona.
En la realización de ejercicios de larga duración y potencia
relativa se aprecia una disminución de esta hormona, no obstante durante el
ejercicio prolongado de 75 a 80% de la máxima potencia la concentración de
testosterona es máxima disminuyendo luego, aunque tras cesar el esfuerzo aún
esté por encima del valor basal.
Si bien es difícil comprobar el papel de los cambios de
concentración de testoterona en el ejercicio, la hipotestoteronemia
postejercicio, en cambio podría tener importantes consecuencias: 1. podría
disminuir la velocidad en la reconstitución de los niveles de glucógeno; 2. el
descenso de la testoterona podría disminuir la síntesis proteica; y 3. podría
disminuir a eritropoyesis.
c) Los
corticoesteroides
Los corticoides son hormonas que se sintetizan en la corteza
suprarrenal a partir del colesterol. Sus efectos se clasifican en: 1.
glucocorticoides (acciones metabólicas, antiinflamatorias e inmunosupresoras.
Los más importantes son el cortisol y la cortisona; 2. mineralocorticoides, con
acciones sobre el equilibrio hidroelectrolítico como la aldosterona.
La acción más relevante de los glucocorticoides (cortisol)
se vincula con la acción antiinflamatoria, tanto en fase inicial como tardía y
es la más potente afectando a todos los tipos de reacciones inflamatorias.
La actividad inmunosupresora se ejerce mediante varios
mecanismos, como la disminución de la producción del factor de crecimiento
celular y otros mecanismos vinculados en las defensas del organismo. Los
corticoides también actúan sobre la conducta, produciendo un efecto
euforizante, disminuyendo la sensación de miedo e incrementando la agresividad.
En algunos casos puede inducir a los efectos contrarios llevando a la depresión
y al desarrollo de síntomas psicóticos.
Como respuesta al ejercicio, el cortisol aumenta con la
actividad física y este aumento está relacionado con la intensidad de la misma.
Con el vaciamiento de los depósitos de glucógeno muscular también se constata
un aumento de esta hormona.
En los deportistas bien entrenados, se aprecia un aumento
moderado durante los ejercicios de alta intensidad y este aumento retorna
rápidamente a sus niveles basales durante la recuperación.
d) las hormonas
tiroideas: la tiroxina (T4) y la triyodoteronina (T)
Estas hormonas son producidas por la tiroides. Además de sus
efectos sobre el crecimiento, las hormonas tiroideas tienen una acción
hipermetabolizante que se manifiestan sobre tres grandes procesos metabólicos.
Sobre el metabolismo oxidativo, donde es una de las acciones más importantes,
acelerando la transformación de los alimentos en energía. Con sus efectos sobre
el consumo de oxígeno las hormonas tiroideas activan el metabolismo de la
glucosa y de las grasas. También estimulan casi todas las fases del metabolismo
de los hidratos de carbono incluyendo una rápida captación de glucosa por las
células, aumentando la glucolisis y a glucomiogenesis Sobre el metabolismo de
las proteínas, las hormonas tiroideas son anabolizantes. El exceso de hormona
tiroidea en el adulto produce disminución ósea, aumentando la pérdida de calcio
y fosfatos.
En relación con el ejercicio físico, éste tiene un efecto
muy variable sobre la concentración de tiroxina (T4). En general se produce una
elevación de la concentración pero esta no es proporcional a la intensidad.
e) Hormonas
pancreáticas
La más importante es la insulina, estimula las reacciones
anabólicas de los glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos, inhibiendo
las reacciones catabólicas. Todo ello se traduce en la síntesis de grandes moléculas para el almacenamiento de energía o bien para su
utilización como precursoras de moléculas propias con funciones estructurales y
reguladoras.
Su importancia en relación con el ejercicio. Las variaciones
de concentración de las hormonas pancreáticas tienen un papel relevante durante
el ejercicio submáximo o de larga duración. El entrenamiento disminuye la
insulonemia en reposo y la aumenta durante el ejercicio submáximo lo que hace
suponer que el entrenamiento favorece la tolerancia a la glucosa.
f) Las
catecolominas: la adrenalina, la noradrenalina y el glucagón
Éstas hormonas son secretadas por las glándulas
médulosuprarenales o por las terminaciones simpáticas. Todas ellas ejercen una
acción importante sobre la función cardiovascular. La adrenalina aumenta el
débito cardíaco gracias a una elevación de la frecuencia cardíaca y de la
contractilidad del miocardio. La noradrenalina ejerce esencialmente una función
vasoconstrictora excepto sobre las coronarias. Ambas hormonas tienen también
efectos metabólicos importantes, en particular sobre la movilización de los
sustratos energéticos.
En respuesta al
ejercicio tanto de fuerza como de resistencia se produce un aumento de la
adrenalina y la noradrenalina
relacionado con la intensidad del ejercicio. Al principio hasta la
transición aeróbico-anaeróbico el aumento es suave para incrementarse después
rápidamente. En ejercicios de intensidad máxima hay una mayor producción de
estas hormonas. Si el ejercicio se prolonga, en ejercicios de potencia elevada
puede alcanzar valores de 50 a 300%
mayores que en reposo. Este hecho es importante ya que estas hormonas
favorecen la captación de aminoácidos por el músculo para la obtención de
energía.
También incrementa la fuerza y la contractilidad del corazón
e interviene en la regulación de la vasocontricción y vasodilatación de los
vasos sanguíneos. La vuelta a la concentración basal se realiza aproximadamente
después de los 10’ en los ejercicios de intensidad submáxima. En ejercicios de
máxima intensidad, la vuelta a las concentraciones en reposo puede tardar de 1
a 3 días.
El glucagón cumple una función antagónica a la de la
insulina, favoreciendo los procesos catabólicos e inhibiendo los anabólicos. A
nivel muscular aumenta la producción de glucosa a partir del glucógeno, aunque
de esta forma no contribuye a elevar la glucemia. Sobre el tejido adiposo el
glucagón favorece la lipólisis poniendo a disposición muscular ácidos grasos
como sustrato energético.
Durante el ejercicio la concentración de glucagón disminuye
muy poco en función de la potencia relativa hasta el 75% de la potencia máxima
aeróbica.
Las Hormonas y el Equilibrio de los Líquidos
La práctica de los ejercicios puede producir una pérdida
hídrica importante, especialmente vinculada a la sudoración. La pérdida de agua
se acompaña de una disminución de los volúmenes plasmáticos y conduce a una
redistribución de la sangre. Como consecuencia de estas alteraciones, en la
regulación de los líquidos internos, intervienen diferentes mecanismos hormonales:
la hormona antidiurética (ADH) y la aldosterona. La acción principal de la ADH
es la de evitar la pérdida de líquidos a través del riñón de allí el nombre de
antidiurética. La aldosterona tiene efectos sobre el transporte iónico en las
células epiteliales, por lo que se le denomina globalmente mineralocorticoide.
Las células epiteliales renales digestivas y sudoríparas, disponen de bombas
enzimáticas para el transporte iónico que hace posible la recuperación de Na+,
K+ y H+ fundamentalmente. Estos mecanismos de transporte iónico celular se
encuentran bajo el control de las mineralocorticoides, por lo que tanto el
exceso como la falta de actividad de estos esteroides, puede producir graves
consecuencias en el balance del Na+ y la homeostasis de los electrolitos.
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