miércoles, 24 de noviembre de 2010

La historia de “El Haz”

Historia de “El Haz”




“Haz de luz de inteligencias
que alumbra las verdades,
haz de voluntades, fuego,
que forja el porvenir”
Esto se leía en la portada del periódico de la asociación de estudiantes de educación física.
La idea de editarlo surgió al principio de la necesidad de que un gremio tenga su órgano de prensa para expresar las ideas, los problemas, las inquietudes de sus integrantes, para contribuir a unirlos y a fortalecer la solidaridad, en este caso estudiantil.
Para quienes nos hemos habituado al tratamiento digital de textos y la impresión en unidades informáticas la cuestión de editar un periódico modesto en, digamos, unos 200 ejemplares, puede parecer relativamente inocua.
En el año 60 este proceso de edición era algo completamente diferente.
La impresión final se hacía en mimeógrafos, esencialmente compuestos por un rodillo entintado sobre el que se pegaba una hoja perforada, llamada matriz, con el texto y/o el material gráfico. Este rodillo giraba arrastrando de a una las hojas que, al rotar sobre el rodillo quedaban impregnadas en tinta que atravesaba las perforaciones de la matriz. La rotación del rodillo mismo se realizaba dando vuelta una palanca y, en aparatos más modernos, mediante electricidad.
Así que nuestra tarea de editores gremiales precoces, era: primero perforar (se le llamaba picar) las matrices, luego llevarlas a algún local fraterno provisto de mimeógrafo y allí imprimir, para finalmente distribuir el periódico resultante.
Para picar el texto escrito se necesitaba una máquina de escribir. El querido compañero Flaco Berrini disponía de una y de la voluntad gremial férrea, así que estaba cantado como “picador oficial”.
Para el picado de la primera página, por falta de experiencia, no sabíamos que era necesario sacarle los rodillos de cinta a la máquina de escribir para que las cabezas con las letras golpearan directamente la matriz para perforarla mejor. El resultado fue que la primera página era prácticamente ilegible.

En otras palabras, la primera de las dos únicas páginas del primer ejemplar era casi indescifrable.
Para consumar el engendro disponíamos del mimeógrafo de la Asociación de Maestros de Montevideo.
Para mejor el Flaco Puig nos quiso tomar el pelo cuando presentamos el primer ejemplar en reunión de directiva.
Tampoco vamos a creer que la epopeya terminaba en eso: había que solventar económicamente las ediciones. Para eso saqueábamos sistemáticamente a nuestros profesores: Langlade, pese a no ser un dechado de gremialismo, contribuía asiduamente, así como Carámbula y otros profesores, a pesar de que les tomábamos el pelo concienzudamente en el contenido del periódico.
Pero no le teníamos miedo a las dificultades y queríamos aprender de los golpes, así que continuamos con ediciones posteriores, cada vez más avanzadas, con las ilustraciones de los artistas gráficos Angelito Acevedo, Pepito Leite y el Negro Quique Hornos.

Finalmente logramos ediciones completamente convincentes, con poemas y textos de quien suscribe, del futuro escritor el Poroto Cabrera, de Carlos Canario Moreno, contribuciones de Irene Weisz y de muchos compañeros más.

1 comentario:

  1. La querida compañera Irene Weisz, que contribuyó tanto con El Haz como con la AEISEFU siendo aún casi una niña, conservaba todos los ejemplares publicados de nuestro periódico incipiente hasta hace poco tiempo.

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